¿Existe una casa feliz? Dicho de otra forma, ¿influye donde vivimos en nuestra felicidad? Decenas de estudios científicos apuntan a que sí. Y mucho. Afortunadamente, no importa si nuestra casa es un gran chalé o un piso más bien pequeño, en la ciudad o en el campo. Lo que importa es que en ella construimos nuestro refugio, formamos nuestra familia, la vemos crecer, recibimos a nuestros amigos… Estos cinco consejos para conseguir una casa feliz no cuestan dinero y pueden tener un gran impacto en nuestras vidas:
Una casa feliz es resultado de voluntad más que de presupuesto. Esta casa de Cádiz decorada con muebles sencillos está llena de energía positiva. El sofá es de Blasco. Via: Nuevo Estilo
#1 Decorar solo con lo que nos gusta
Consejo número 1, sin lugar a dudas, para una casa feliz. Tenemos que comprar y añadir a la casa únicamente lo que de verdad creemos que no nos cansará ni pronto ni nunca. Y rodearnos de cosas que amemos: recuerdos de familia, fotos, obras de arte…
#2 Ordenar a nuestra manera
Una casa desordenada puede provocar depresión: lo han comprobado expertos de la Universidad de California. Para organizarla, no hay que pensar en cómo se espera que ordenemos, ni siquiera en cómo lo haría Marie Kondo, sino en cómo nos funcionan a nosotros las cosas. Si a la familia le gustan los juegos de mesa y se usa la mesa de la cocina para jugar, los juegos deberían estar en un armario cerca, no en una estantería del cuarto de estar.
Cada casa es diferente. No hay «un orden» que funcione en todas. En esta casa se creo un rincón para la biblioteca porque los dueños son amantes de la lectura. Sofá blanco de Blasco. Via: Nuevo Estilo
#3 Colocar bien los muebles
La distribución de los muebles de forma correcta contribuye a que nos relajemos en nuestra casa. Lo primero que tenemos que evitar son los muebles-obstáculo, que impiden moverse cómodamente por la casa. La colocación de los muebles llega a influir en la relación entre los miembros de la familia o en nuestra relación con los amigos que nos visitan. ¿Cómo? Por ejemplo, si quieres favorecer la conversación, coloca adecuadamente los sofás y sillones. Si te gusta compartir tiempo alrededor de la mesa, rodéala de suficientes sillas y asegúrate de que sean cómodas para disfrutar de las comidas y las sobremesas. Aquí puedes saber más sobre cómo colocar muebles en el salón y acertar.
#4 Rodearnos de luz
Igual que con el tiempo soleado nos sentimos más felices que con los días lluviosos, la luz natural de la casa afecta a nuestro humor. Para dejarla entrar, podemos usar estores o visillos ligeros, incluso prescindir de ellos si no tenemos vecinos enfrente. No coloques nada delante de las ventanas que obstaculice el paso de la luz. En cuanto a la luz artificial, según los estudios en la materia, todos necesitamos por las mañanas luz fría, azulada, para estimular el sistema nervioso simpático, que se asocia con el estado de alerta. Por la tarde-noche, nos conviene una luz cálida, que estimule el sistema nervioso parasimpático, relacionado con la relajación.
Si no hay vecinos enfrente, ¡deja libres las ventanas! Sofás con vivos de Blasco con lino de Serendipity Fabrics.
#5 Vivir con plantas
Plantas naturales, ¡no de plástico! Con ellas añadimos vida a la casa a la vez que nos beneficiamos de sus efectos purificadores del aire. Psicológicamente, cuidar las plantas mejora el humor y disminuye los niveles de estrés. Hay plantas apropiadas para todas las áreas de la casa, y algunas tan resistentes que sobreviven incluso a los «manazas» verdes.
Todas las estancias de la casa ganan alegría con plantas. Via: Amber Interiors