En nuestro último post te hablábamos de la moderna decoración belga (o, mejor dicho, flamenca), un estilo que seguro has visto muchas veces en casas que aparecen en las mejores revistas de decoración y que ha alcanzado una gran influencia global en el interiorismo. Sin embargo, sigue siendo poco reconocido por la mayoría de la gente y pocas veces se le llama por su un nombre.
En el post pasado vimos también algunas claves de la decoración belga, y ahora vamos a completarlo con cinco consejos prácticos que dan a cualquier habitación ese carácter único de las casas de nuestros vecinos flamencos:
Via: homesweethome.be
¡Piensa en lino! Los belgas son expertos en lino, lo adoran. Úsalo en cortinas, tapicerías, cojines, ropa de cama…
Las fundas no son solo para el sofá… Ni para el salón. Quizá lo más definitivo de la decoración belga sean las fundas, generalmente de lino, que cubren sofás, sillones, sillas, cabeceros, pufs…
Una buena forma de incorporar esos elementos “viejos” de los que hablábamos en el post anterior es también a través de los textiles. Búscalos antiguos y, si esto no es posible, inspirados en tejidos de antaño, como los sacos franceses de grano o las viejas telas de colchón.
En cuanto a los objetos de decoración también hay que jugar al contraste. Por ejemplo, algo muy burgués, como unos viejos candelabros dorados, sobre una mesa tocinera rústica. Lo mejor es salir a la búsqueda y captura de estos objetos preciosos o insólitos por mercadillos y almonedas.
La misma fórmula aplica a los muebles. Una antigüedad maravillosa, estará acompañado por una silla rústica, un aparador pintado humildemente y una lámpara de diseño. Precioso, sofisticado, humilde… Recuerda que el equilibrio es la clave de la decoración belga.
Via: Blasco
Via: Elle Decor
Dormitorio decorado por Axel Verwoordt. Via: http://www.thegreenwichhotel.com/penthouse/