Este piso, que se ubica en un edificio decimonónico de una de las mejores calles de Madrid, a la que se asoman sus tres balcones, ha sido transformado por completo por el arquitecto Iker Ochotorena y su estudio OOAA. La atmósfera de calma que envuelve la casa ahora es el resultado de dos factores. Por un lado, la reforma realizada, que ha dotado al espacio de una distribución flexible y abierta, en la que predominan los materiales naturales y tradicionales: roble blanqueado, papel de lino, paredes de acabados artesanales… Y por otro lado, su decoración en tonos neutros, casi monocromática, en la que se ha buscado que tanto continente como contenido jueguen con colores similares.
En el salón, sofá Brigitte de Blasco, con funda de lino blanco. La chaise-longue Harrys, también de Blasco, con su tono azul, es uno de los elementos que aportan contraste a la decoración en tonos neutros de la casa, al igual que la madera de las mesas vintage de esta zona o el dorado del espejo antiguo.
La cocina-comedor ocupa la zona central de la casa y desde ella se puede ver el salón al fondo. Los armarios de cocina se eligieron de lineas muy sobrias. La cocina gana interés decorativo gracias al contraste del blanco y negro en revestimientos, tiradores y accesorios.
El dormitorio se ha decorado con los mismos tonos que el resto de la casa. Tampoco aquí existe la monotonía porque se juega acertadamente con las texturas de la ropa de cama, de Zara Home, el acabado de la pared y la madera de la banqueta de Mestizo Store.
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