La arquitecta de interiores Belén Ferrandiz recibió el encargo de reformar de arriba abajo y después decorar esta vivienda situada en uno de los barrios más cotizados de Madrid. Cuando su trabajo concluyó, los propietarios recibieron su casa cuidada hasta el último detalle, con una decoración sofisticada y atemporal, y el sello que la interiorista marca en todos sus proyectos.
Unas puertas correderas clásicas dan paso al salón. Alrededor de las mesas de centro diseñadas por la decoradora en mármol, se organizan varias piezas de asiento de estilos dispares que forman, sin embargo, un conjunto armonioso. En primer término, puf de El 8. La gran alfombra de dibujo geométrico sirve para agrupar todos los elementos del estar. Al fondo, un jardín vertical pone la nota verde.
Sobre el sofá Piet de Blasco, vestido con una funda de lino blanco, se organizó una composición con cuadros escandinavos del XIX y fotografías contemporáneas. A la derecha, se colocó un pequeño mueble sueco también del XIX, y sobre él, un cuadro de Jordi Alcaraz.
En el comedor, el protagonismo recae en la librería diseñada por la decoradora, que acoge un cuadro de Jordi Alcaraz. La mesa se ha vestido con un lino blanco y se rodea de unos sillones de ratán de Mestizo.
El dormitorio principal, que comparte con el resto de la casa su decoración sofisticada y atemporal, cuenta con una chimenea sobre la que se apoya una fotografía de Aureline Villette adquirida en Yellowcorner. La cómoda lavada es de Bilboquet. La gran alfombra, que ancla la cama, las mesillas y el puf, es de Kilombo Rugs.
Fotos: Montse Garriga