Pocas cosas hay tan inglesas como un sofá Chester, o Chesterfield, porque lo de abreviarle el nombre es cosa sólo de los españoles…

Chester hace referencia a un estilo de sofá, no a una marca. Se reconoce principalmente por dos características: su respaldo y sus brazos redondeados tienen la misma altura y el tapizado es con capitoné (esos botones cosidos de forma geométrica). Tradicionalmente se realizaban en piel, pero los sofás Chester se tapizan hoy con diferentes tejidos.

Sofá Chester Blasco & BlascoVia: Blasco

Su origen no está del todo claro. Suele aceptarse que su diseño fue obra del cuarto conde de Chesterfield, quien a principios del siglo XVIII encargó a su tapicero un sofá de cuero para su despacho con las siguientes indicaciones: lujoso, compacto, cómodo y de respaldo bajo (esto último para evitar que sus secretarios y demás personal a su servicio perdieran la compostura reclinándose en su sofá y arrugando sus vestimentas).

El conde era un hombre muy reconocido por su buen gusto y su elegancia, todo un “influencer” de la época, por lo que rápidamente todo aquel que fuera alguien había encargado un sofá igual para su despacho.

sofachester2Via: My Domaine.

A principios del XIX los sofás de diseño Chester se extendían también por los aristocráticos clubes y los despachos profesionales londinenses. Desde allí, manteniendo su carácter noble, los sofás Chester llegaron a los salones de la burguesía, como un símbolo de estatus económico en toda Inglaterra.

Hasta 1960 siguieron resultando casi inaccesibles por su alto precio. El aumento en la producción gracias a nuevas técnicas de fabricación en las factorías inglesas a partir de esta fecha lo hizo más asequible y aumentó su popularidad, aunque, por sus propias características artesanales, un sofá Chester no será nunca un sofá barato.

sofachester7Via: Pinterest

¿Qué hace de un sofá un sofá Chester?

Lo primero es señalar que además de tener un gran estilo, los sofás Chester resultan comodísimos. En cuanto al diseño, estas son sus características principales:

-Respaldo bajo con brazos redondeados al mismo nivel.

-Capitoné en el respaldo. Se aceptan ligeras variaciones en este punto, como la extensión del capitoné a los brazos, el asiento o la parte inferior. También puede llevar tachuelas.

-Estructura de madera. Puede incorporar unas ruedecitas que faciliten desplazarlo, ya que por sus materiales un sofá chester resulta bastante pesado.

-Patas cortas, rectas o torneadas.

-Tapizado tradicionalmente en piel. Pero este clásico con más de 200 años de historia rejuvenece con nuevos tejidos y resulta especialmente atractivo en terciopelo o lino.

-Los colores clásicos del cuero de un sofá Chester han sido marrón, burdeos o verde oscuro (exactamente, un tono llamado ‘Parliament green’ por ser el utilizado en los sofás del Parlamento de Londres). El negro no es un color tradicional, sino una moda mucho más reciente.

Sofá Chester Blasco & BlascoVia: Blasco

Hasta mediados del siglo pasado se usaba crin para el acolchado. Estos modelos antiguos son muy buscados en almonedas o rastros, y se pagan grandes cantidades de dinero por uno de ellos, incluso aunque esté en muy mal estado.

Para terminar, una anécdota: Hace unos años, fue localizado y subastado el Chester de Winston Churchill.

Via: Revista AD