Para encontrar el origen del batik deberíamos mirar atrás miles de años, aunque los vestigios más antiguos que se conservan son del siglo VI. Su lugar de nacimiento es un enigma pero se acepta la Isla de Java (Indonesia) como su cuna, donde comenzó como un entretenimiento para las princesas y aristócratas aburridas en sus palacios hace más de 2.000 años.
Después de muchos miles de años, la técnica sigue practicándose ampliamente en Oriente Medio, África, Indonesia, Malasia, China, Tailandia, Filipinas, India… Y los batiks siguen fascinándonos por sus colores vibrantes y diseños increíbles.
Inspiración milenaria para toda una colección basada en el batik. Vía: Serendipity Fabrics
El batik es una forma de teñido por reserva. La clave está en la cera de abeja. Antiguamente se utilizaba un pequeño instrumento de cobre lleno de cera líquida para dibujar a mano alzada sobre la tela. En el siglo XIX empezaron a usarse sellos de cobre para aplicar la cera, lo que agilizaba la tarea y permitía reproducir los motivos “en serie”.
Cuando la cera se seca, se tiñe la tela. Las partes enceradas (reservadas) conservan su color original, ya que están protegidas del tinte. Al repetir el teñido utilizando tintes de otros colores, se logran los diseños fascinantes que conocemos. A muchos de estos diseños que han llegado hasta nuestros días se les atribuyen poderes mágicos… Mágico o no, el batik está incluido por la UNESCO en su lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El batik como otras telas étnicas esconde mensajes en sus diseños. Via: Pinterest
Hoy el proceso industrial se ha impuesto, pero todavía pueden encontrarse talleres artesanos en muchos países asiáticos. Es un arte muy vivo ya que sus diseños siguen usándose para realizar prendas de vestir y objetos de decoración, que han conquistado todo el mundo. Un simple cojín de batik en cualquier estancia nos hace soñar con viajes y paraísos perdidos.
¿Quieres saber más sobre telas étnicas? En el blog te contamos todo sobre el shibori de Japón, el kilim nómada, el bogolan de Mali, el ubicuo ikat o el cachemir. Todas estas telas decoraron palacios, viajaron en camellos, fascinaron a princesas… y marcaron tanto nuestros gustos como la decoración de nuestras casas para siempre.
Vía: mydomaine.com