Si te apasiona el toque tan especial que las telas étnicas dan a cualquier ambiente, te fascinará también conocer la historia que tienen detrás. Después de ver en nuestro blog el origen y las leyendas que rodean a dos de ellas, el batik y el shibori, llega el turno ahora del que está considerado como el textil estampado más antiguo del mundo: el ikat.
Sobre un sofá de Blasco, cojines con ikats artesanales, que también se han utilizado para las pantallas de las lámparas. Via: Nuevo Estilo
Su origen no está nada claro, así que nos encontramos con infinidad de hipótesis al respecto. Es muy probable que el ikat se desarrollara en lugares distintos de forma paralela, porque su rastro ha aparecido en culturas tan distantes como Japón o Guatemala, pasando por Indonesia, Malasia, Afganistán, Turquía, India, Colombia…
Un ikat con más de 2.500 años…
Si las telas étnicas sobreviven, con suerte, un par de miles de años, el vestigio más antiguo de ikat nos sitúa en el año 500 a.C., en el sur de Indonesia. Las telas ikat han estado asociadas por siglos a la Ruta de la Seda entre Asia y Europa, donde servían de moneda. Con ikats se confeccionaban las túnicas de los líderes de las tribus, se adornaban los mejores caballos y se decoraban palacios. Hay pruebas de que un ikat podía cambiarse por un esclavo.
En el siglo XIII, los árabes colonizadores de Mallorca fabricaban allí ikats, por lo que una teoría afirma que desde esa isla se extendieron por Europa. Otros estudiosos creen que fue al revés, y que el ikat llegó a Mallorca por esa época pero desde Francia e Italia, países donde era ya muy apreciado por la realeza. En cualquier caso, Mallorca es el único lugar de Europa donde aún perdura la tradición de estas telas étnicas. El ikat mallorquín tiene identidad propia y es conocido como “tela de lenguas” (tela o roba de llengos o tela de llengües), porque sus diseños recuerdan a las llamas o lenguas de fuego.
Una combinación de cojines étnicos. En primer plano, un ikat mallorquín o tela de lenguas de Serendipity Fabrics
La técnica del ikat es tan antigua como intrincada. Es una forma de teñido por reserva (como el shibori y el batik), pero no se tiñe una tela ya confeccionada, sino los hilos antes de ser tejidos. Para evitar que el tinte penetre en algunas zonas y conseguir variedad de tonos en un mismo hilo, se le hacen nudos o, a veces, se impermeabiliza con cera. Después de teñidos los hilos, cuando se va tejiendo la pieza, va apareciendo el dibujo en función de la posición donde estaban las ataduras, y de los colores utilizados. Esa es la razón por la que los ikats tienen el mismo dibujo por ambas caras.
Hoy, continúan funcionando telares de ikats con patrones transmitidos a través de generaciones de artesanos en gran parte de Asia, Arabia, África del Norte, África Occidental, América Latina (¡y ya sabéis: Mallorca!), mientras coleccionistas y diseñadores pagan fortunas por pequeños fragmentos de ikats antiguos.
Vía: Anthropologie
El ikat, que recorrió continentes en caravanas de camellos, sigue reinventándose una y otra vez. Combinando técnicas antiguas con nuevos diseños, su estética está presente no solo en telas, sino también en alfombras, vajillas, papeles pintados… una influencia imparable en el mundo del diseño que perdura desde hace siglos.