Esta casa bien podría definirse como una casa wabi sabi. Al menos, esa es la sensación que se percibe al recorrerla tras la reforma y decoración realizadas por el arquitecto Iker Ochotorena, del Estudio OOAA. Materiales naturales, tonos neutros, una perfecta selección de mobiliario y la ausencia total de elementos superfluos definen el interior.

La decoración de toda la casa se basa en la cuidadosa selección de muebles y complementos. En una casa wabi sabi encontraremos los muebles justos y todos ellos elegidos por su valor funcional, sentimental o su gran calidad. En el salón el arquitecto combinó diseños a medida, muebles contemporáneos y piezas europeas de los años 50.

En toda la casa dominan los tonos neutros con toques ocres y naranjas, como las mesitas Enoki, de e15. En cuanto a tejidos, el lino resulta omnipresente: lo vemos en el sofá y en las dos butacas mostazas de Blasco.

En el comedor, las sillas de lino son de Axel Vervoordt, el gran introductor de la filosofía wabi sabi en Europa. El banco con dos asientos es un diseño del estudio OOAA. La madera sin tratar de los muebles y la alfombra de esparto forman parte de los materiales naturales que definen una casa wabi sabi.

Se le ha dado un gran protagonismo a la propia arquitectura del piso, que se encuentra en un edificio de los años 60 obra de Juan Manuel Ruiz de la Prada, dejándola casi desnuda pero realzándola con el uso de materias nobles, como la madera de roble en suelos y puertas, en línea con los enunciados wabi sabi. También se recurre en muchas estancias a los vanos en la pared, que reciben diferentes usos, En el caso del despacho, sirven como librería.

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